sábado, 19 de julio de 2014

TOLERANCIA A LAS BROMAS

Aumentar la tolerancia de su hijo hacia las bromas

Michael Bernard




¿Es su hijo víctima de las bromas? Uno de los eventos estresantes más comunes para los niños es que les molesten con bromas, sobre todo si sucede a diario. Puede ser o no que los niños le digan qué es lo que les está molestando, en particular si lo visualiza como algo vergonzoso, que no van a poder manejar.

Estas bromas empiezan a muy temprana edad y continúan hasta el colegio, existiendo un pico entre sexto y noveno año. Si su hijo vuelve de la escuela apagado, triste o con comportamientos agresivos, puede ser que sea víctima de las bromas. Un número sorprendentemente alto de niños que he tratado entre los 9 y los 11 años de edad, han desarrollado síntomas de ansiedad hacia la escuela. Se despiertan por la mañana (en especial los lunes) y rehúsan ir a la escuela o desarrollan una gran variedad de síntomas físicos (como náuseas o dolores de cabeza), lo que ocasiona que los padres les dejen quedarse en casa. Tras examinarles, los médicos casi nunca encuentran anomalías en el niño. Éstos niños sufren de estrés, ya que no han desarrollado habilidades para tolerar las bromas.

Es vital que como padre esté alerta a las señales de que su hijo está siendo molestado. Si empieza a sospechar que su hijo está siendo molestado frecuentemente y no lo está manejando bien, verifíquelo con él o con la maestra. Si sus corazonadas eran ciertas, es importante que lleve a cabo acciones para ayudar al niño a desarrollar el músculo emocional, necesario para lidiar con las bromas.

Las técnicas que les voy a sugerir para ayudar a su hijo con las bromas, son apropiadas para usarlas entre los 7 y 18 años de edad. No asuma que porque su hijo es mayor, debe ser capaz de manejar las bromas; yo he visto muchachos de 15-16 años que son víctimas de las bromas en el colegio. Estos niños y niñas pueden albergar problemas emocionales como depresión y ansiedad. El acercamiento que utilizo cuando trabajo con niños y adolescentes víctimas de bromas, ha funcionado en el 90% de los casos que he visto. Usualmente, toma entre tres a cuatro semanas trabajarlo; en casos más severos, por ejemplo en niños con depresión severa, puede ser que tome ocho o diez semanas. Si su hijo está muy afectado por las relaciones con sus pares, es recomendable que busque a un psicólogo o psiquiatra infantil o de adolescentes.

Tres pasos prácticos pueden ayudar a su hijo a superar sus problemas con las bromas. El primer paso es averiguar si alguien puede hablar con los principales "verdugos" del niño. Algunos informantes potenciales como amigos del niño de la escuela, la maestra o el niño pueden facilitarle los nombres de los compañeros que están molestando. Algunas veces y especialmente si su hijo está siendo molestado por solo un estudiante, la escuela puede pedirle a ese estudiante que pare de molestar; en este caso el estrés se evapora rápidamente sin necesidad de mayor intervención. Este acercamiento ha funcionado en un gran número de casos. Sin embargo, cuando no pueda influir en el comportamiento de los compañeros de clase de su hijo o cuando la situación proviene de varios ofensores, es necesario tomar medidas más fuertes.

Lo más probable es que usted le haya aconsejado a su hijo que ignore las bromas, o como último recurso que peleé físicamente (¡Defiéndase usted mismo!). Yo no creo en animar a un niño a solucionar un problema social, que es doloroso y frustrante, mediante métodos agresivos. Esta solución instaura un precedente arriesgado. Además, con frecuencia, se perjudica al niño metiéndole en problemas con las autoridades escolares o "atizando más el fuego" con sus compañeros. Por el otro lado, su consejo de ignorar la broma es similar a la solución que yo recomiendo. Los niños tienden a encontrarla como un hecho imposible, por el alto grado de frustración y enojo; sin embargo, consiste en ignorar las bromas con firmeza. La mejor manera de lograr que un niño ignore las bromas es ayudándole a que éstas le molesten menos y así aumentar su tolerancia a las bromas. ¿Cuál es la psicología de enseñar a los niños a no sentirse tan mal por ser molestados con bromas? Los niños que tienen Baja tolerancia a la Frustración por las bromas tienen una serie de pensamientos y actitudes sobre ser molestados muy diferentes a las de los niños que toleran las bromas sin enojarse.

Las bromas, en particular, no son las que causan el dolor emocional del niño, sino los pensamientos irracionales que presenta el niño sobre ser molestado. Su hijo, probablemente, es más sensible a ser molestado que otros niños, que no lo consideran tan en serio. Usted puede ayudar al niño a desarrollar músculo emocional, ayudándole a cambiar esas ideas sobre ser bromeado. Al enseñarle al niño a pensar diferente, usted puede inocularlo a no ser hipersensible en el futuro,

Existen tres pensamientos irracionales, negativos y falsos, que causan que los niños se enojen sobremanera por ser bromeados. Al identificar estos pensamientos con el niño y ayudarle a corregirlos, usted tomará un largo camino hacia el fortalecimiento de su hijo contra las bromas y, en consecuencia, su hijo va a ser capaz de ignorar las bromas consistentemente, al punto de no ser molestado.

Pensamiento errado número 1: "Como estoy siendo bromeado, no le agrado a nadie"


Explíquele al niño que, aunque parezca que no le agrada a las personas que lo molestan, generalmente esto no es cierto, Los compañeros pueden bromearle por varias razones, primero porque reacciona mal y demuestra que se enoja. Si es así, explíquele al niño que seguro que sus compañeros le molestan para tratar de hacerle enojar. Segundo, los niños a veces bromean para ser "cool" o chistosos y tercero, los niños bromean porque todos los demás lo hacen. Ninguna de estas razones tienen algo que ver con que si su hijo le agrada o no a los otros niños. Pregúntele al niño si alguna vez ha molestado a alguien que a él le agrade (casi todos los niños han molestado a alguien en algún momento). Asegúrese de que el niño entienda que bromear tiene mucho que ver con hacer chistes y casi nada que ver con caer bien o mal (claro que pueden haber uno o dos compañeros que le molesten porque no les cae bien, pero es la excepción de la regla).

Pensamiento errado número 2: "Como estoy siendo molestado no tengo esperanzas y soy un idiota"


Explíquele a los niños que porque le digan un apodo, eso no les convierte en el apodo. Pregúntele al niño que ¿si alguien le llama sapo, se convertiría en un sapo?

Discuta con el niño si toma como verdad  lo que una persona piense de él. Asegúrese de que entienda que no es correcto evaluarse en su totalidad como inútil o estúpido solo porque alguien le dijo un apodo. Ninguna opinión vale tanto. Dedique un poco de su tiempo ayudando a su hijo a hacer una lista de sus cualidades positivas. Los siguientes son algunos ejemplos de listas positivas hechas por niños con los que he trabajado: soy bueno construyendo modelos, soy bueno arreglando bicicletas y radios, me gusta trabajar con animales en una granja, me gusta el aire libre y la naturaleza, soy bueno en Matemáticas y Ciencias, estoy interesado en el ambiente y la contaminación, yo ayudo a las personas enfermas, soy bueno en inglés y me gusta leer, me gusta la música y se tocar un instrumento, me gusta actuar, soy bueno dibujando y pintando, soy bueno en los deportes y en el fútbol, me gusta ser amable con los niños, soy bueno en enseñarle a los demás, yo escucho los problemas de todos, tengo un buen sentido del humor, soy muy trabajador, yo ayudo en los quehaceres, yo me llevo bien con mis padres y soy buen cocinero, soy de confiar y soy bien organizado; tengo dos buenos amigos.

Si logras que el niño empiece a pensar más en sus cualidades positivas, entonces es menos probable que se sienta mal y se enoje cuando le molestan.

Pensamiento errado número 3: "No soporto que me molesten"


Cuando su hijo piense esto, se va a frustrar y va a enojarse y, como consecuencia, va a reaccionar pobremente. No obstante, ese pensamiento no es cierto: su hijo puede soportar situaciones y bromas que no le gustan. Explíquele al niño que "no lo soporto" significa, literalmente, que no es posible tolerarlo, que su cabello se va a caer, que se va a debilitar y que lo va a matar. Recuérdele al niño, que lo ha podido soportar mucho tiempo, a pesar de que lo detesta. Refuerce el dicho "las piedras y los palos pueden romper mis huesos, pero las palabras no pueden hacerme daño".

Como padre o madre, usted puede hacer mucho para ayudar a que sus niños (as) tengan buenas relaciones sociales. Las relaciones del niño con sus compañeros de clase van a determinar no sólo su felicidad, sino que también van a influir, directamente, en su autoestima. Un problema que se puede presentar en las relaciones de pares del niño es la dificultad extrema en el manejo de las bromas. Para ayudarle a su hijo a aumentar su tolerancia a las bromas, trate de ayudarle a que se vuelva un pensador racional. Anímele a reaccionar ante las bromas pensando: "Sólo porque me molestaron no significa que me odien o que no soy bueno". "Soy agradable y capaz". "Aunque no me gusta que me molesten puedo soportarlo". Además, recuérdele al niño lo importante que es ignorar las bromas, Si puede ignorarlas por varias semanas, van a empezar a disminuir (aunque pueden ponerse un poquito peor antes de que mejoren). Enfatice que cuando los bromistas se dan cuenta de que sus palabras no están teniendo efecto, eventualmente van a parar o a molestar a otra persona.

Fuente: Manual práctico Terapia Racional Emotiva Conductual TREC

Ana Catalina Vargas, Ma.
CETREC
Leonor Lega, Ph.D.
Saint Peter's College







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