jueves, 24 de abril de 2014

LAS 12 PRINCIPALES CREENCIAS IRRACIONALES MÁS FRECUENTES


Albert Ellis






Idea Irracional Nº1: La idea de que es una necesidad extrema para el ser humano
adulto el ser amado y aprobado por prácticamente cada persona significativa de su
entorno (familiares, amigos y conocidos)

Aunque a menudo se ha afirmado, y puede ser cierto, que los niños necesitan amor y
aprobación; aunque es deseable sin duda que los adultos sean amados y aprobados por
gran parte de la gente con la que llegan a tener una relación íntima, es cuestionable si
para los adultos es absolutamente necesario ser aprobados por cada persona de su
comunidad considerada como significativa para ellos (Riesman et al., 1953; Lipset and
Lowenthal, 1961; Bain, 1962). El creer que uno debe ser aprobado por las personas
importantes puede considerarse “irracional” por siete razones:
1. El exigir que se deba ser aprobado por todos los que a uno le gusten fija un objetivo
inalcanzable y perfeccionista: porque aun cuando 99 personas le amaran o aceptaran,
siempre existirá la persona cien o ciento uno, etc., que no lo hará.
2. Aun cuando no se consiga la aprobación de todos los que consideren importantes, si se
necesita de forma extrema su aprobación seguirá estando preocupado constantemente por
el hecho de cuánto le aceptarán o si todavía le dan el visto bueno. Por consiguiente, la
necesidad extrema de ser amado suele acompañarse de un grado considerable de ansiedad
(Loevinger, 1962; Stewart, 1962).
3. Es imposible que uno sea siempre simpático , no importa los esfuerzos que se hagan...
Es inevitable que no les gustemos a algunas de esas personas cuya aprobación es altamente
valorada, sea por sus propios prejuicios intrínsecos, o porque les seamos indiferentes.
4. Suponiendo que se pudiera, en teoría, ganar la aprobación de prácticamente cada
persona que se quisiera, habría que gastar mucho tiempo y energía en ello de forma que
quedarían pocas posibilidades para otras actividades provechosas.
5. Al intentar de forma incesante el ser aprobado por los demás, invariablemente se llega
a ser servil -y por consiguiente se abandonan muchas de sus propias necesidades y
preferencias, llegando a ser bastante menos “autodirectivo”. En definitiva, las
consecuencias de esta creencia irracional son:
- asumir y depender de los puntos de referencia de los otros,
- pérdida de la dirección de uno mismo/a,
- inseguridad,
- idealización de las otras personas,
- infravaloración.
6. Si se busca la aprobación de los demás de forma obligatoria y obsesiva (lo cual se tendrá
que hacer si arbitrariamente se ha hecho la definición de que el ser aprobado es más una
necesidad que una preferencia), habrá una tendencia a conducirse de forma tan insegura y
molesta para los otros que a menudo terminarán perdiendo su aprobación y respeto, y por
consiguiente destruirán sus propios objetivos.
7. El amar, más que el ser amado, es una actividad de expresión propia creativa y
absorbente, pero la necesidad extrema de ser amado tiende más a ser inhibitoria que a
apoyar el amor. es por este motivo que esta creencia irracional dificulta y/o imposibilita las
relaciones interpersonales satisfactorias. Las demandas que se hacen bajo esta creencia
suelen asustar y alejar a los demás.
En lugar de intentar de forma ilógica resolver los problemas a través del amor y la
aprobación de los demás, las personas que utilizan su razón de manera adecuada eligirían
más certeramente luchar por una vida productiva, creativa y de amor.
Más específicamente :
1. Deberían intentar, no erradicar todos sus deseos de aprobación, sino extirpar las
necesidades excesivas y arrolladoras de amor.
2. Deberían intentar honestamente ser aprobados en muchos casos por razones prácticas
(como el compañerismo o un ascenso profesional) más que (como un niño) buscar el ser
amado "por sí mismo", por "su alma inmortal" o por el hecho de aumentar su (falsa) propia
estima. Comprenderían que la verdadera autoconsideración nunca viene de la aprobación
de los demás, sino del cariño a uno mismo y de seguir la mayoría de nuestros propios
intereses, independientemente de que los demás lo aprueben o no (*A). Por ejemplo: si me
considero tonto o tonta no podré creer ni aceptar el halago "de persona inteligente", que
alguien me haga, aunque lo diga sinceramente.
3. Cuando no se es amado o aprobado por aquellos que gustaría que estuvieran a su lado,
deberían admitir que es fastidioso y frustrante... pero abstenerse de creer que es
horroroso y catastrófico. Además, el desacuerdo es creativo. Aprender a frustrarse es
fundamental para ser feliz, ya que las frustraciones son inevitables y naturales (*B).
4. No deberían ni conformarse por el hecho de conformarse, ni rebelarse por el hecho de
rebelarse, sino preguntarse a sí mismos de vez en cuando: "¿Qué quiero hacer en realidad,
en el curso de mi relativamente corta vida?" más que "¿Qué creo que les gustaría a los
demás que hiciera?" (*C). Esta creencia irracional supone regalar nuestra felicidad a la
opinión que de nosotros tengan los demás, lo cual nunca depende de nuestra voluntad, sino
de las creencias de cada cual. Supone dar el poder de decisión y las riendas de nuestra vida
a los demás. ¿Quiero escribir mi propia vida o permito que la escriban los demás?.
5. Teniendo en cuenta que es deseable y práctico la aprobación de los demás, se debería
intentar hacerlo de forma planificada, inteligente y tranquila y no de manera alocada y
siempre errónea. Con este propósito, deberían comprender que una de las mejores formas
de ganar el amor es darlo sinceramente.
6. Una alternativa eficaz es la importancia de saber estar y divertirse solo (*D). "Trata
de descubrir actividades en las que te embarcarías simplemente porque te producen o
intuyes que podrían producirte gozo. Trata de descubrirlas y cultivarlas porque son tu
pasaporte hacia la libertad y el amor. Y mientras te ocupas en ellas, que no signifique nada
para ti ni el éxito, ni el reconocimiento, ni la aprobación de los demás" (1).
(*) Temas relacionados:
A.- Autoaceptación incondicional. (A. Ellis.)
B.- Asertividad: La persona tiene derecho a tener sus propias opiniones, aunque no
coincidan con las de la mayoría de la gente, sobre cualquier tema o circunstancia, y a
expresarla sin ofender intencionadamente a los demás.
C.- Distinguir aquellas cosas que dependen de nosotros y las que no dependen; y cuando se
trate de lo que no dependa de nosotros, tener a mano lo de que: "no tiene que ver
conmigo". Epícteto
D.- Concepto de salud: Autonomía, solidaridad y alegría. (J.Gol)
(1) De MELLO, Anthony. Una llamada al amor. 1991, Editorial SAL TERRAE.

Idea Irracional Nº2: La idea de que para considerarse a uno mismo valioso se debe
ser muy competente, suficiente y capaz de lograr cualquier cosa en todos los
aspectos posibles.

Mucha gente o la mayoría de ella en nuestra sociedad, quizá más que los ciudadanos de
cualquier otra sociedad que alguna vez haya existido, creen que si no son muy
competentes, suficientes y capaces en todos los aspectos -o por lo menos en un aspecto
importante- son unos inútiles y pueden muy bien acobardarse y morir. Su irracionalidad
radica en pretender alcanzar un objetivo inalcanzable: no equivocarse y ser siempre el
mejor. Esto es una idea irracional por varias razones:
1. Ningún ser humano puede ser totalmente competente y destacar en todos los aspectos o
en la mayor parte de ellos; la mayoría de la gente no destaca de hecho ni en un solo
aspecto importante. Intentar tener éxito está bien, ya que si se triunfa en un trabajo, un
juego o un proyecto artístico, reporta ventajas reales (tales como una compensación
económica o la satisfacción de haber participado). Pero el exigir que se debe tener éxito
es hacerse a uno mismo la víctima de la ansiedad y de los sentimientos de inutilidad
personal. Las consecuencias del esforzarse compulsivamente en huir del error, son:
- reprocharse ante el fallo inevitable,
- paralización y miedo a intentar cualquier cosa,
- constante miedo al fracaso,
- disminución de la autoestima, complejo de inferioridad,
- aplicación de patrones perfeccionistas a la pareja y amigos,
- incapacidad de vivir la propia vida,
- estrés y enfermedades psicosomáticas.
2. Aunque el tener éxito de forma razonable y el conseguirlo tiene distintas ventajas (en
particular en nuestra sociedad), la energía necesaria para conseguirlo normalmente genera
tensión excesiva e hipertensión y fuerza a uno mismo más allá de sus propias
posibilidades físicas: con la aparición consecuente de distintas variedades de enfermedades
psicosomáticas.
3. El individuo que tiene la obligación de obtener éxito clamoroso no sólo está
desafiándose a sí mismo para comprobar su propio poder, sino que invariablemente se
está comparando con los demás y luchando por ser mejor. Por lo tanto está dirigido por
otro más que por sí mismo y se impone tareas en esencia imposibles (ya que no importa
lo que pueda destacar en un campo concreto, pues lo más probable es que siempre haya
otros que sean todavía mejores). No tiene sentido el estar comparándose de forma
envidiosa con los logros de los demás, puesto que no se tiene ningún control sobre el
comportamiento de ellos sino sólo sobre el de uno mismo. En muchos casos -por ejemplo,
no se puede ser guapo cuando se es feo, ni un buen concertista de piano cuando se es
sordo- por lo tanto no tiene sentido que uno se preocupe mucho por estos aspectos tan
incontrolados.
4. El dar un gran énfasis a la filosofía del éxito confunde el valor extrínseco de uno (el
valor que la demás gente da al comportamiento o a las características propias) con el valor
intrínseco (la viveza o el valor de uno mismo) (Hartman, 1959). El definir la valía personal
en función de los éxitos extrínsecos y el sostener que para ser feliz se debe superar a los
demás, significa suscribirse a una filosofía fascista y en absoluto democrática. En esencia
no difiere nada de la idea de que se debe ser ario, blanco o cristiano, o poseer una
identidad social para ser un humano respetable y válido.
5. El concentrarse en la creencia de que se debe tener éxito y ser competente a menudo
aparta al individuo de un objetivo importante que es vivir feliz: es decir, a través de la
experimentación hay que descubrir cuáles son los intereses propios más positivos y
agradables en la vida, y con decisión (no importa lo que los demás piensen) dedicar gran
parte de la relativamente corta existencia de uno a ello.
6. La preocupación por el éxito normalmente da como resultado un enorme miedo a
probar suerte, o a cometer un error, o a fracasar en ciertas tareas -por lo que el miedo
tiende a entorpecer de forma sucesiva los éxitos por los que uno está luchando. Una
excesiva autoconciencia en la realización de cualquier cometido, que normalmente viene
de la preocupación a fracasar en ello (y como consecuencia a definirse como inútil), casi
siempre lleva a (a)una ausencia total de gusto por el trabajo, y (b) una tendencia a fracasar
completamente en ello. Los seres vivos aprendemos por ensayo y error; en cambio nuestra
cultura nos castiga ya desde pequeños por nuestros errores.
Un individuo, en lugar de concentrarse de forma ilógica en su necesidad de tener éxito en
todos los problemas y cometidos con que se encuentre en la vida, actuará de forma
bastante más razonable si sigue esta trayectoria:
1. Debe intentar actuar, más que destruirse a sí mismo en el intento de actuar bien. Debe
concentrarse en disfrutar, no sólo con el resultado, sino con el proceso de lo que hace.
2. La persona racional se premia por los intentos y no por los resultados: somos
responsables de nuestra intención, mientras que los resultados no dependen únicamente
de nosotros (*A).
3. Cuando intenta actuar bien, debe hacerlo por su propia satisfacción, más que por
agradar o ser mejor que los demás. Debe sentirse involucrado en sus trabajos, más que por
razones estéticas y artísticas que por razones puramente egoístas.
4. Es preferible sustituir "perfeccionismo" por "OPTIMICIDAD". Lo "óptimo" es lo
máximo que podemos alcanzar dentro de nuestros límites actuales.
5. Cuando intenta actuar bien para su propia satisfacción, debe insistir en hacerlo no
perfectamente bien ni en luchar por la superación, sino por su propia superación.
6. Debe, de vez en cuando, poner en cuestión sus luchas y preguntarse honestamente si está
luchando por alcanzar un objetivo en sí, o en alcanzar un objetivo para su propia
satisfacción.
7. Si quiere actuar bien en cualquier asunto o problema, debe aprender a aceptar sus
errores y confusiones en vez de horrorizarse ante ellos, e intentar mejorar la situación.
Debe aceptar la necesidad de practicar y practicar y practicar las cosas en las que se
quiere tener éxito; se debe forzar a uno mismo a hacer de vez en cuando aquello en lo que
se teme fracasar; se debe aceptar totalmente el hecho de que los seres humanos en general
son animales limitados, y que en particular cada uno tiene sus limitaciones precisas y
concretas.
(*) Temas relacionados:
A.- Recordar a Epícteto, para distinguir aquello que depende de nosotros y lo que no.

Idea Irracional Nº3: La idea de que cierta clase de gente es vil, malvada e infame y que
deben ser seriamente culpabilizados y castigados por su maldad.

Muchos individuos se sienten alterados, enfadados y rencorosos porque creen que algunas
personas -por lo general se incluyen ellos mismos de forma muy especial- son gente mala; que a
causa de su maldad actúan de forma inmoral; y que el único medio de impedir que actúen de esa
manera es haciéndoles sentirse culpables y castigándoles (Diggory, 1962). Estas ideas no son
válidas ni racionales porque:
1. La idea de que algunas personas son malas o infames viene de la antigua doctrina teológica
del libre albedrío, la cual presupone que cada persona tiene la libertad de actuar "correcta" o
"erróneamente", teniendo como referencia la verdad absoluta y la justicia ordenada por "dios"
o por la "ley natural". Si alguien hace uso del "libre albedrío" en forma "errónea", es un
malvado "pecador". Esta doctrina no tiene una base científica, porque sus términos claves -
incluidos los de "verdad absoluta", "dios", "libre albedrío" y "ley natural" -son sólo definiciones
y no pueden ser ni probadas ni refutadas en términos empíricos y científicos. Es decir, no existe
ninguna norma absoluta que diga lo que es correcto/incorrecto, bueno/malo; y nadie tiene la
verdad absoluta al respecto.
Además muchos descubrimientos psicoanalíticos del último siglo indican que si definimos
operacionalmente el "libre albedrío" como la habilidad del individuo (relativa más que absoluta)
de hacer sus propias elecciones de conducta, en lugar de ser constreñido a actuar de acuerdo con
las diversas influencias que continuamente se ejercen sobre él, podemos entonces aceptar de
forma realista el hecho de que los seres humanos de nuestro tiempo tienen escaso libre albedrío,
aunque no necesariamente ninguno, ya que con mucha frecuencia ignoran o no son conscientes
de algunos de sus más poderosos motivos (tales como sus impulsos sexuales u hostiles), y por
tanto se encuentran a sí mismos constreñidos a actuar de forma que, conscientemente, no
desearían hacerlo, sintiéndose tal vez avergonzados de actuar así. Sus impulsos y deseos
inconscientes anulan considerablemente su "libre albedrío".
2. Cuando las personas actúan de forma que ellos mismos, u otros, consideran "errónea" o
"inmoral" parece que lo hacen porque, en un análisis final, son demasiado simples, ignorantes o
perturbados emocionalmente como para evitar el hacerlo. Aunque tales individuos
indudablemente causan o son responsables de hacer daños a otros, es ilógico culpabilizarlos, es
decir, denigrarlos como seres humanos, por su simpleza, ignorancia o perturbación. Es lógico
decir: "Han actuado de forma "errónea", y lo mejor que puedo hacer es inducirlos a que no lo
vuelvan a hacer": pero es un non sequitur el decir: "Han actuado de forma errónea, por tanto son
seres despreciables que merecen ser castigados severamente o incluso eliminados". Una "mala"
acción no hace una "mala" persona (aunque la Iglesia Católica así lo ha aceptado muchas
veces). Lo que existe es una evidencia de una conducta indeseable por parte del individuo que,
por su bien y por el de los demás, sería preferible que cambiase.
3. Por su carácter biosocial (que incluye su herencia y su aprendizaje), el hombre es un animal
falible del que sólo pueden esperar errores. No es realista esperar que no sea así y condenarlo por
ser como es y por decepcionar las expectativas perfeccionistas de uno. La frase, "ha tenido un
error garrafal, pero espero que la próxima vez lo haga mejor", es bastante correcta. Sin embargo,
la frase "ha tenido un error garrafal, no debería haberlo hecho, y deberá hacerlo mejor la
próxima vez", carece de sentido, ya que lo que realmente significa es: "Esperé de él que fuese un
ángel en lugar de un ser humano y que no cometiese errores; ahora que ha demostrado que es un
ser falible, le exijo de forma todavía menos realista que sea un perfecto ángel en el futuro".
4. El juicio a los demás supone la creencia de que "debes comportarte como yo pienso que tienes
que hacerlo .. porque sino lo haces, no vales nada y eres un bastardo por no querer hacer caso a
alguien como yo". Todas las guerras de la humanidad tienen esta creencia como dogma: "los
demás tienen que ser como yo quiero, sino los mato ... (o los desprecio, o los juzgo)".
5. La teoría de llamar infame a quien actúa mal y culparle o castigarle por sus actos erróneos (y
tal vez antisociales), está basada en la suposición de que la culpa y el castigo normalmente
inducen al ser humano a abandonar su camino erróneo y a actuar mucho mejor en el futuro.
Aunque esta suposición tiene alguna evidencia en qué basarse (ya que los niños y los adultos a
veces cambian a mejor cuando son criticados o castigados), la historia del crimen y castigo
humanos aporta considerables pruebas a favor de la tesis contraria, que sería que los individuos
que han sido severamente castigados por sus "pecados" por lo general no han ido a mejor, sino a
peor. Mientras que la penalización tranquila y objetiva de una persona por sus errores (como
penaliza un experimentador al animal de laboratorio que toma un camino equivocado en un
laberinto) ayuda habitualmente al proceso de aprendizaje (Mowrer, 1960a), hay muchas razones
para pensar que la penalización severa y culpabilizante lo que hace es impedir el proceso humano
o bien facilitarlo con efectos tan perjudiciales (en especial síntomas neuróticos) para el
que aprende que el hecho de culpabilizar no tiene ningún valor.
6. En el campo teórico debemos esperar que el castigar a un individuo (en vez de reeducarle de
forma objetiva) por actuar mal, tendrá efectos muy pobres en el aprendizaje. Si una persona
comete un error (tanto por acción como por omisión) a causa de su simpleza innata, el hecho de
culparle no le hará menos simple ni más inteligente. Si comete este acto por ignorancia es
probable que el llamar la atención sobre su culpabilidad no le ayudará mucho a ser menos
ignorante. Y si lo comete por una perturbación emocional, seguro que el culparse le servirá para
estar más perturbado. Por consiguiente es difícil comprender que el castigar de forma vengativa
y enfadada a una persona por haber actuado mal le va a ser de utilidad para afrontar el problema
objetivo básico de capacidad y moralidad, es decir: "Ahora que he cometido un error, ¿qué es lo
mejor que puedo hacer para corregirlo en el futuro?".
7. En el fondo, la culpabilidad, la hostilidad y la cólera son casi seguro la causa más importante y seria de la mayoría de las perturbaciones humanas (Chambers y Lieberman, 1962)
(*A). Si los niños no fueran educados en la filosofía de la culpabilización propia y ajena por
errores actuales o posibles, es difícil que llegaran a sentirse ansiosos, culpables o deprimidos
(cuyos sentimientos son el resultado de la autoculpabilización), u hostiles, intolerantes y
ostentosos (que es el resultado de culpar a los demás). El inculpar y castigar no suele mejorar la conducta ni disminuye la ignorancia, ni aumenta la inteligencia, ni produce un mejor estado
psíquico; por el contrario, empeora la conducta porque aumenta la ansiedad y el estrés. Por lo
tanto, si preparamos a nuestros niños para que sean neuróticos, culpabilizándoles y enseñándoles a culpabilizar, y si les culpabilizamos después aún más severamente cuando los síntomas neuróticos les obligan a hacer uso de una conducta antisocial y a cometer todo tipo de errores,  ¿no estamos alcanzando el más alto grado de necedad y demencia?
En lugar de estar tan preocupados por nuestras malas actuaciones o las de los demás, el individuo racional debe tener en cuenta el siguiente enfoque en los errores de acción u omisión:
1. No deberá criticar o culpar a los demás por sus fallos, sino comprender que invariablemente
cometen tales actos por simpleza, ignorancia o perturbación emocional. Deberán intentar aceptar
a la gente cuando son simples, y ayudarles cuando son ignorantes o están perturbados.
2. Cuando la gente le culpabiliza a uno, primero deberá preguntarse si ha hecho algo mal, y si lo ha hecho, intentar mejorar su conducta; pero si no lo ha hecho, comprender que la crítica de la demás gente a menudo es problema de ellos, y representa por su parte algún tipo de defensa o perturbación.
3. Deberá intentar entender por qué la gente actúa así -hacer un esfuerzo para ver las cosas desde el marco y referencia de ellos cuando crea que están equivocados (*B); si hay alguna posibilidad de hacer que los demás dejen de cometer fallos, deberá intentarlo con calma. Si no hay ninguna posibilidad (como a menudo ocurre) deberá resignarse filosóficamente a las malas actuaciones de los demás diciéndose: "!Es muy malo que siga actuando así. De acuerdo, es muy malo, pero desde mi punto de vista no es necesariamente catastrófico!".
4. Deberá intentar comprender que sus propios errores, como los de los demás, normalmente son el resultado de la ignorancia o de una perturbación emocional; no debe culparse nunca por ser ignorante, estar perturbado o tener fallos. Deberá aprender a decirse: "De acuerdo, he actuado en tal y tal cosa mal, o he fracasado en un trabajo en el que normalmente debería de haber tenido éxito. Por lo tanto he metido la pata o he fracasado. Eso es malo, pero no terrible, ni horroroso, ni catastrófico. Y el punto más importante no está relacionado con mi capacidad de fracaso, sino con la pregunta: "¿Cómo puedo aprender de este error para que el fracaso sea menor la próxima vez?". Esto no es más que una prueba, una vez más, de que todavía soy un hombre falible. De lo que se trata ahora es de intentar ser un poco menos falible".
(*) Temas relacionados:
A.- Rencor: Esta creencia irracional se traduce en rabia, que o bien se expresa con violencia
hacia los otros, o bien se acumula internamente en forma de rencor. El rencor es un acto de
dependencia. El rencor es enojo contenido, y muy frustrante, porque nada contribuye tanto a un sentimiento de frustración como el sentirnos prisioneros de nuestro enojo. Además, esta
contención emocional suele provocar desequilibrios psicosomáticos.
B.- Empatía: capacidad de colocarse en el sitio de otro. La comprensión favorece la empatía y
nos invita a pensar que si hubiéramos estado en las mismas circunstancias que aquellos a los
que juzgamos, tal vez hubiéramos actuado de la misma forma.

Idea Irracional Nº4: La idea de que es tremendo y catastrófico el hecho de que las
cosas no vayan por el camino que a uno le gustaría que fuesen.

Esta creencia puede describirse como la típica del "niño mimado". Tan pronto como el
globo se deshincha, empieza el diálogo: "¿Por qué me pasa ésto a mí?. No puedo
soportarlo". Cualquier inconveniente, problema o fallo que aparezca en su camino se
interpreta de este modo. El resultado es una profunda irritación e intenso estrés.
Es asombroso ver cómo millones de personas en la tierra se sienten terriblemente abatidas
y tristes cuando las cosas no son de la forma que les gustaría que fueran, o cuando el
mundo es como es. El que esta gente se sienta claramente frustrada cuando no están
consiguiendo lo que quieren con tanta fuerza es por supuesto normal. Pero el que estén de
forma permanente tan deprimidos o abatidos porque están frustrados es completamente
ilógico por muchas razones:
1.No hay ninguna razón para creer que las cosas deberían ser de forma diferente a lo que
son, al margen de lo injusta o desafortunada que sea la situación actual de cada uno. Pero
sí hay muchas razones, en especial los hechos mismos de la realidad, para que las
situaciones y acontecimientos desagradables sean como son. El que unas determinadas
condiciones o una gente repugnante no nos guste es completamente razonable, pero el
llegar a estar seriamente perturbado porque la realidad es la realidad, es absurdo. A veces
sería agradable que las cosas fueran de diferente manera, o que tuviéramos lo que
esperamos de la vida, en lugar de lo que en realidad tenemos. Pero el hecho de que sería
agradable que fuera así no lo transforma ni nos da razones serias para llorar cuando no es
así.
Esta creencia irracional incluye los pensamientos: "El mundo y todos debéis tratarme
con gentileza cuando yo quiero, porque sino no valéis nada, sois unos bastardos si no
queréis a este ombligo del mundo que soy yo"(1).
2. El estar de forma permanente abatidos por una serie de circunstancias dadas no nos
ayudará a mejorarlas. Al contrario, cuanto más abatidos estemos por los aspectos
desagradables de la vida, más desorganizados e ineficaces serán nuestros esfuerzos
encaminados a mejorar las condiciones de nuestra existencia.
3. Cuando las cosas no son como nos gustaría que fueran, cierto que debemos luchar, y a
veces con mucha fuerza, para cambiarlas. Pero cuando es imposible cambiarlas (por el
momento o para siempre), lo que a menudo ocurre, la única cosa sana que se puede hacer
es estar filosóficamente resignados con nuestro destino y aceptar las cosas como son. El
hecho de que los niños, que tienen poca capacidad para pensar de forma filosófica,
normalmente no pueden soportar ningún grado de la inevitable frustración, no quiere decir
que los adultos no puedan hacerlo de una forma tranquila. Ellos pueden, si la mitad del
esfuerzo que dedican a convencerse de que no pueden aceptar la dura realidad lo
emplearan en intentar aceptarla.
4. Aunque a primera vista parece bastante plausible la hipótesis de Dollard y Miller de que
la frustración lleva inevitablemente a la agresión, un análisis más detenido de las pruebas a
favor de dicha hipótesis muestra -tal como Pastore (1950, 1952) y Arnold (1960) han
indicado- que realmente no es la frustración en cuanto tal, sino una actitud subjetiva y
moralista hacia dicha frustración la que provoca hostilidad y agresión (*A). Una persona,
por ejemplo, que lleva esperando 20 minutos el autobús, un día de frío, y ve cómo
finalmente éste pasa sin parar, no se sentirá especialmente hostil si (a) descubre que el
autobús no está de servicio, pero sí se irritará si (b) ve que el conductor se ha pasado de
parada sin ninguna razón. En ambos casos no pudo tomar el autobús y la frustración es
idéntica.
De forma similar, los trabajos recientes de Beecher, Livingston, Melzack y otros (Melzack,
1961) han demostrado que incluso la experiencia y reacción frente al dolor físico, depende
más que de la intensidad del estímulo doloroso, de los prejuicios actitudinales, subjetivos e
individuales de la persona que es estimulada. Aunque nos veamos frustrados o privados de
algo que deseamos, no es necesario que nos sintamos muy desdichados, a no ser que
definamos nuestra preferencia como una necesidad extrema.
En lugar de quedarse ilógicamente abatido por las circunstancias frustrantes de la vida, o
por las injusticias reales o imaginadas del mundo, un ser humano racional puede adoptar
las siguientes actitudes:
1. Puede determinar si las circunstancias que se le presentan como frustrantes o dolorosas
son realmente enojosas, o si por el contrario no está imaginando o exagerando sus
características irritantes. Si ciertas circunstancias son intrínsecamente desagradables, lo
mejor que puedo hacer es afrontarlas con calma e intentar que sean mejores. Si por
cualquier razón es imposible de momento cambiar o erradicar la negativa situación
existente, podría aceptar filosóficamente o resignarse a su existencia (*B).
2. De forma más concreta, podría percibirse su propia tendencia a sentir las inevitables
situaciones desafortunadas como catastróficas, -diciéndoles: !Oh, Dios mío! !Qué situación
tan terrible! !No puedo soportarla!- cuestionar y desafiar esta tendencia, y transformar sus
frases interiorizadas en: "Es demasiado negativo que las condiciones sean tan frustrantes,
pero no me eliminarán; y estoy seguro que puedo soportarlas porque son desafortunadas
pero no catastróficas".
3. Siempre que sea posible, debe intentar sacar el máximo provecho de las situaciones
frustrantes, aprender de ellas, aceptarlas como un desafío e integrarlas de forma útil en su
vida.
4. Cuando se esté fastidiado por sensaciones (físicas desagradables, como un dolor de
cabeza, se debe poner en práctica alguna forma de distracción. Así, puede centrarse en
otros aspectos de la vid, más agradables (como leer o jugar al ping-pong) hasta que las
sensaciones desagradables desaparezcan. Deberá aceptar sus inevitables irritaciones y
enojos, y comprender que aumentan porque se fuerce a sentirse enfadado cuando está
enojado (y por lo tanto duplicar o cuadruplicar su irritación original). (Ellis, 1957a.)
(*) Temas relacionados:
A.- Deseo/Frustración: La frustración (u obstáculo entre los deseos y la realidad) es normal
y forma parte de la vida, pero en sí misma no provoca trastorno.
B.- Adaptación: La salud guarda una relación directamente proporcional con la capacidad
de adaptación al entorno, a los cambios y a la realidad.
(1) Albert Ellis. Razón y Emoción en psicoterapia. Ed.DDB,1980.

Idea Irracional Nº5: La idea de que la desgracia humana se origina por causas
externas y que la gente tiene poca capacidad, o ninguna, de controlar sus penas y
perturbaciones.

La mayoría de gente en nuestra sociedad cree que lo que les hace desgraciados es el resto
de la gente y los acontecimientos, y que si estas fuerzas externas fueran diferentes ellos no
se sentirían tan abatidos (*A). Piensan que no colaboran en su abatimiento cuando se da
alguna mala circunstancia, y que no tienen control sobre ellos mismos o sus emociones en
estas circunstancias. Esta idea no es válida por varias razones:
1.La demás gente y los acontecimientos en realidad poco daño pueden hacer excepto un
ataque físico o el privar (de forma directa o indirecta) de algunas satisfacciones concretas
(como el dinero o el alimento), pero, hoy día, esto es bastante raro. La mayoría de las
"agresiones" son ataques psicológicos cuya capacidad para hacer daño es mínima o no
existe, a no ser que se crea erróneamente que pueden dañar. Es imposible que nadie pueda
ser perjudicado por ataques verbales o gestos, a menos que se dejen perjudicar o en
realidad se perjudiquen ellos mismos. No son las palabras o los gestos lo que hiere, sino las
propias actitudes y reacciones ante estos símbolos.
"La única razón por la que te trastornas es porque tu "ordenador" insiste obstinadamente en
que es la realidad la que debe ser modificada para ajustarse a un programa prefijado que no
has escogido tu. Este programa acaba con la paz de tu mente en el momento en que las
circunstancias externas dejan de ajustarse a sus exigencias. Se sabe de personas que han
sido felices, incluso en el opresivo clima de un campo de concentración. De lo que
necesitas ser liberado es de la opresión de tu programa" (1).
2. Siempre que se diga "me duele el que mis amigos no sean amables", o "no puedo
soportar el que las cosas vayan mal", lo que se está diciendo no tiene sentido. Estas frases
no hacen referencia a nada significante y el contenido es totalmente definido. Lo que en
realidad se quiere decir es: "Yo soy el causante de mi perturbación cuando me digo a mí
mismo que el que mis amigos no sean amables es algo terrible" o "que el que las cosas
vayan mal es algo horroroso y no puedo soportar este tipo de situación" (*B). Aunque el
sujeto de "me duele" o el complemento de "no puedo soportarlo" parece que se refiere a
algún suceso externo que le está afectando de forma incontrolable, a lo sumo no es más
que algún acontecimiento o hecho enojoso, pero que llega a ser terrible porque se le está
haciendo ser así, pues su capacidad de incidir sobre alguien es nula o prácticamente inexistente.
3. Aunque millones de personas civilizadas crean firmemente que no pueden controlar sus
emociones y que por lo tanto el ser desgraciados es algo a lo que están destinados, no
importa lo que hagan, esta idea es completamente falsa. La verdad es que para la mayoría
de la gente de nuestra sociedad es difícil cambiar o controlar sus emociones, en gran parte
porque rara vez lo intentan para obtener así una cierta práctica; y cuando lo intentan
ocasionalmente lo hacen de forma imprecisa, descuidada y torpe. Si estas personas dejaran
de considerar sus emociones como procesos etéreos y casi humanos, y las vieran como
algo que está compuesto en gran parte de percepciones, pensamientos, evaluaciones y
frases interiorizadas, encontrarían bastante factible el trabajar de forma tranquila y
armoniosa para cambiarlas (*C).
Es cierto que, una vez que se ha estado diciendo a alguien durante un largo período de
tiempo que debe estar abatido en ciertas situaciones irritantes o peligrosas, esta persona
adquirirá tal hábito en relación con este hecho, que le resultará muy difícil, si no imposible,
permanecer tranquila (*D). Pero tambien es verdad (y por lo general desconocido por los
americanos) que una vez que alguien se ha repetido una y otra vez durante un período de
tiempo suficiente que no necesita sentirse abatido por este tipo de cosas, llegará un
momento en que encontrará difícil el alterarse por ellas, y por el contrario bastante fácil el
permanecer tranquila cuando le sucedan. Con pocas excepciones y parafraseando a
Shakespeare, no hay nada triste en la vida, es el pensamiento el que hace que sea así.
En lugar de creer erróneamente que las emociones están fuera de todo control, el individuo
inteligente e informado reconocerá que la infelicidad en gran parte (aunque no
completamente) viene de dentro y su origen es esa misma persona infeliz (*E). Entonces,
en relación con sus propias emociones negativas y autodestructivas, se impondrá las
siguientes tareas:
1. Siempre que considere que se va a sentir muy abatido (distinguiendo del sentimiento de
pena por alguna pérdida o de enojo por alguna frustración), enseguida debe reconocer que
es él quien está creando esa emoción negativa, por una reacción impensada ante una
situación o persona. No se dejará engañar por el "hecho" de que sus ansiedades u
hostilidades tienen un origen "natural", o constituyen su lote correspondiente como ser
humano, o son creadas por condiciones externas. De forma terminante afrontará el hecho
de que es él el primer causante y que como él las origina, tambien puede erradicarlas (*F).
2. Después de observar de forma objetiva sus intensas emociones de infelicidad, averiguará
el origen de sus frases ilógicas que las están creando y pensará en ellas. Entonces el lógico
que las analice y de forma enérgica las cuestione y desafíe hasta que esté convencido de
sus propias contradicciones y considere que no son defendibles por más tiempo. Al
analizar y cambiar sus propias verbalizaciones de forma radical, podrá transformar y
contrarrestar las acciones y emociones autodestructivas por aquéllas a las que se estaba
imponiendo.
"Serenidad para aceptar lo que no podemos cambiar; Constancia para cambiar aquello que
sí podemos; Y sabiduría para conocer si necesitamos constancia o serenidad" (2).
Así, si el individuo teme de forma muy intensa el entrar en contacto con personas lisiadas,
se dará cuenta que no son los lisiados quienes en realidad le dan miedo, sino sus propias
frases interiorizadas sobre la "terribilidad" de los lisiados. Con tranquilidad observará
estas frases (por ejemplo, "Los lisiados están en una situación nada deseable porque
necesitan ayuda; si yo necesitara ayuda como ellos, sería terrible"). Y las analizará de
forma lógica (por ejemplo, preguntándose a sí mismo: "¿Existe alguna lógica en la forma
de relacionar la última parte de esta frase -que si yo necesitara ayuda como los lisiados
sería terrible- con la primera -que los lisiados están en una situación nada deseable-?").
Entonces desafiará sus frases de forma resuelta (por ejemplo, repitiéndose una y otra vez:
"Aun cuando ciertamente no es deseable que sea un lisiado, no tiene por qué ser terrible o
catastrófico, ni significa que yo sería una persona detestable").
Finalmente, examinará y desmentirá las filosofías generales falsas que existen detrás de sus
temores específicos de entrar en contacto con lisiados, y se recordará a sí mismo que
también puede llegar a ser un "horroroso" lisiado y estar por tanto en una situación
"terrible". Así se demostrará a sí mismo que (a) el estar en contacto con lisiados (o con
cualquier otro tipo de enfermedad) nunca le podrá convertir mágicamente en un lisiado; (b)
que prácticamente nada que no sea deseable (como el ser lisiado) es en realidad terrible o
catastrófico; y que (c) casi siempre podrá, con una filosofía sana de la vida, superar todos
los handicaps físicos y cualquier otro tipo de adversidad, en tanto en cuanto esté vivo y se
mantenga en actitud de pensar, planificar y actuar en relación con sus situaciones
desafortunadas en las que se pueda encontrar, etc.
(*) Temas relacionados:
A.- Dolor: Respecto al dolor, la postura realista es que el dolor es una parte inevitable de la
vida del ser humano. Frecuentemente acompaña a las decisiones difíciles y saludables y a
los procesos de crecimiento. La vida no es una fiesta y muchas veces hay que sufrir sin
que se pueda evitar.
B.- Esta creencia nº5 implica los siguientes pensamientos más o menos conscientes: "Las
condiciones del mundo (economía, ecología ..) deben ser como yo quiero, nunca me deben
derrotar, ni frustrar; si no es así es terrible, horrible, no lo puedo soportar, tal vez mejor
que me mate .."
Esta creencia de que el mundo debe darme lo que yo quiero y cuando quiero produce
ansiedad crónica, depresión, desesperación, adicción, huida, disminución de la autoestima.
C.- Teoría A-B-C: Como el Acontecimiento Activador (A) y la Consecuencia emocional
(C) se suceden tan rápidamente, deducimos erróneamente que el Acontecimiento es la
causa de nuestra Emoción. En realidad nos olvidamos de un paso intermedio que es
"aquello que nos decimos" respecto al Acontecimiento: estas creencias (B) son las que
determinan las Emociones.
D.- Programación (A-B-C): Los sentimientos de inseguridad no se deben a nada exterior
a ti, sino únicamente a tu programación emocional, a algo que tu te dices a ti mismo
mentalmente. Si cambiaras tu "programa", tus sentimientos de inseguridad se
desvanecerían en un santiamén, aún cuando todo lo existente en el mundo exterior a tí
permaneciera exactamente igual que antes: Hay personas que se sienten absolutamente
seguras sin tener un duro en el banco, mientras que otras se sienten inseguras a pesar de
tener millones. Hay personas que no tienen amigos y sin embargo se sienten perfectamente
seguras del amor de la gente; otras, en cambio se sienten inseguras aunque mantengan las
más posesivas y exclusivas relaciones del mundo. Una vez más, la diferencia viene
marcada por la programación.
Es inútil que trates de mitigar tus sentimientos de inseguridad intentando cambiar las
cosas exteriores a ti. Puede que tus esfuerzos se vean coronados por el éxito, aunque no es
eso lo más frecuente, puede que consigas al menos algún alivio, pero este no será muy
duradero.
Debes comprender que esa "programación" te ha sido impuesta por personas inseguras
que, cuando eras muy joven e impresionable, te enseñaron con su comportamiento y con
sus reacciones de pánico, que siempre que el mundo exterior no se ajuste a una
determinada norma, debes crear en tu interior una confusión emocional llamada
"inseguridad" y hacer cuanto esté a tu alcance por reordenar dicho mundo exterior: hacer
más dinero, buscar más motivos de tranquilidad, aplacar y agradar a las personas que has
ofendido .., a fin de que desaparezcan los sentimientos de inseguridad. El simple hecho de
caer en la cuenta de que no tienes que hacer semejante cosa, de que el hacerlo no resuelve
realmente nada, y de que la confusión emocional se debe exclusivamente a tí y a tu
cultura, hará que te distancies del problema y obtendrás un considerable alivio.
E.- Felicidad: Contrariamente a lo que tu cultura y religión te han enseñado, nada,
absolutamente nada, puede hacerte feliz. En el momento en que consigas ver esto dejarás
de ir de una ocupación a otra, de un amigo a otro, de un lugar a otro, de una técnica
espiritual a otra, de un gurú a otro .. Ninguna de esas cosas puede proporcionarte ni un
solo minuto de felicidad. Lo que más pueden ofrecerte es un estremecimiento pasajero, un
placer que al principio crece en intensidad pero que se convierte automáticamente en dolor
en cuanto los pierdes, y en hastío si se prolongan indefinidamente (Anthony de Mello,
Una llamada al amor).
F.- Epícteto, lo que depende de nosotros y lo que no depende de nosotros: Si no puedes
hacer lo que te gusta, sí puedes hacer que te guste lo que haces.
(1) Anthony de Mello, Una llamada al amor; Ed. Sal Terrae, 1991.
(2) Pastor protestante, 1950.

Idea Irracional Nº6: La idea de que si algo es o puede ser peligroso o temible se
deberá sentir terriblemente inquieto por ello, deberá pensar constantemente en la
posibilidad de que esto ocurra.

La mayoría de la gente en nuestra sociedad se obstina en creer que si están en peligro o si
existe alguna posibilidad de que les acontezca algo que temen, tienen que permanecer
preocupados por ese peligro real o en potencia. Esto es una idea irracional por varias
razones:
1. Aunque es sabio el prever la posibilidad de un peligro, planear evitarlo y si es que
ocurre, ser prácticos en rechazarlo o en afrontarlo con éxito, lo que normalmente se siente
como "ansiedad", "preocupación" o "temor intenso", no es de naturaleza preventiva o
constructiva y a menudo impide seriamente el ser eficaz en prevenir o enfrentarse a un
hecho real. En primer lugar, si se está muy preocupado o alterado por un asunto
posiblemente arriesgado, por lo general la excitación y el nerviosismo es tal que de hecho
impide ver de forma objetiva si ese "riesgo" es real o está exagerado.
Así, si alguien está temiendo que un grupo de niños que están jugando con un balón le van
a dar con él y le van a dejar inconsciente, es probable que no se dé cuenta si el balón con
el que están jugando es realmente duro y peligroso (como una pelota de béisbol o de golf)
o si es un objeto blando e inofensivo (como una pelota de plástico o de goma). Por
consiguiente el preocuparse o alterarse suele llevar a fantasear sobre la "peligrosidad" de
una situación dada que en realidad no presenta prueba alguna de ello.
2.La ansiedad intensa ante la posibilidad de que un peligro ocurra, con frecuencia impide
afrontarlo con eficacia cuando realmente ocurre. Así, se sabe que los chicos en la calle
están jugando con un balón duro y peligroso, y alguien se encuentra petrificado de miedo
de pensar que él o alguien por quien siente afecto pueda ser golpeado y herido, su
alteración ante este peligro real le hará, en vez de explicar a los chicos de forma tranquila
lo peligroso que es usar ese balón, e inducirles a que utilicen uno más ligero, enfrentarse
a ellos al chillarles o llamar a la policía, si no fastidiarles de tal manera que ellos, de
forma deliberada, sigan usando el balón duro.
3.El preocuparse mucho ante la posibilidad de que algo terrible ocurra, no sólo no evita
que suceda, sino que a menudo contribuye a su aparición. El estar muy nervioso por temor
a un accidente de coche puede facilitar el accidente contra otro coche o un poste de la
luz, cuando, si se hubiera estado más tranquilo, se hubiera podido evitar.
4.El inquietarse por una situación peligrosa por lo general lleva a exagerar las posibilidades
de que eso ocurra. Así, si alguien tiene un miedo horroroso a ir en avión, es probable que
imagine que su avión pueda tener un serio accidente, cuando en realidad hay una
posibilidad entre mil de que eso ocurra. Aun cuando esa preocupación en un caso como
éste, tiene alguna base real, de ningún modo tiene esas características tan exageradas que
se le atribuyen al estar tan alterado.
5. Algunos hechos muy temidos, como una enfermedad seria y la muerte al final de
nuestros días, son inevitables, y nada, ni incluso la preocupación por ello, evitará que
ocurra. Por lo tanto, el preocuparse por hechos inevitables no determina que las
posibilidades de que algo ocurra disminuyan, y además no sólo se padecen las desventajas
de los hechos temidos sino que dan lugar a otras adicionales y a veces mucho más
castrantes, que son las de estar preocupado por algo mucho tiempo antes de que ocurra de
verdad. Así, si alguien sabe, por ejemplo, que de aquí a unos años morirá, su ansiedad
para impedir su muerte no sólo no logrará aplazar este hecho, sino que hará que los días
que le queden sean muy amargos para él. Pero si acepta lo inevitable de su muerte podrá
muy bien disfrutar de ese tiempo.
6.Muchos hechos normalmente temidos y peligrosos -como la posibilidad de ser diabético
si se ha nacido en una familia con un alto índice de esta enfermedad- en realidad no
presentan tanto problema si es que aparecen, pero la preocupación ante su posible
aparición les hace ser así. Se puede vivir bastante confortablemente (aunque hay que
admitir que con inconvenientes) con diabetes (o, para el caso, con tuberculosis, distintas
formas de cáncer o de otras enfermedades en cierto sentido graves) cuando alguien es
afectado por este tipo de enfermedades. Por lo tanto el dramatizar sobre los posibles
resultados de una enfermedad o un mal no conduce a nada, aun cuando hay bastantes
posibilidades de que este mal aparezca.
Un ser humano racional, en lugar de perjudicarse a sí mismo siendo exageradamente
temeroso, deberá adoptar una serie de actitudes ante los posibles obstáculos y peligros que
le pueden aparecer en su vida:
1. Deberá comprender que la mayoría de las preocupaciones no las causan los peligros
externos, sino que el origen es que se esté diciendo a sí mismo: "¿No sería terrible si esto
tan peligros ocurre?", o "sería espantoso que pasara esto y no pudiera hacerlo frente de
forma conveniente". En lugar de eso deberá examinar sus interiorizadas frases intrínsecamente
catastróficas y cambiarlas por una filosofía más sana y realista: "El que este hecho
peligroso ocurra sería algo molesto y enojoso, pero no sería terrible y podría hacerle
frente".
2.Deberá enseñarse a sí mismo que sus miedos irracionales no le ayudan a evitar los
peligros, de hecho a menudo los aumentan y normalmente lo que hacen es debilitar y
frustrar mucho más que los temibles sucesos que le hacen sentir tanto miedo.
3.Debe comprender que muchos o la mayoría de sus miedos no son más que formas
encubiertas de miedos a lo que los demás piensen de él; debe cuestionarse y desafiar
constantemente esta clase de temores y darse cuenta de lo tonto que es por lo general.
Deberá preguntarse qué sentido tiene la mayoría de sus ansiedades actuales, aun cuando
algunas lo hubieran afectado en el pasado -cuando era más pequeño- y el tener miedo era
bastante real.
4. Deberá de vez en cuando hacer las cosas que más miedo le dan -como hablar en
público, expresar sus puntos de vista a un superior o defender sus derechos- para
demostrarse a sí mismo que no hay nada intrínsecamente negativo en ello.
5. No deberá alarmarse porque los miedos que ya se habían superado aparezcan de nuevo
de forma temporal, pero deberá trabajar para erradicarlos una vez más, afrontándolos
claramente y pensando en ellos, hasta que haya pocas posibilidades o ninguna de que le
vuelvan a afectar.
(*) Temas relacionados:
A.- Miedo (miedo secundario).
B.- Vergüenza
C.- Enfrentamiento
D.- Aprender a vivir en la inseguridad
E.- Dolor
F.- Miedo.
* Miedo al miedo
* Miedo a la vergüenza
* Miedo al dolor

Idea Irracional Nº7: La idea de que es más fácil evitar que afrontar ciertas
responsabilidades y dificultades de la vida.

Mucha gente siente que es mucho más simple hacer sólo lo que es "fácil" o "natural" o lo
que es intrínsecamente agradable, y evitar las dificultades y responsabilidades. Las ideas
de esta gente son falsas en distintos aspectos.
1.La idea de que existe una forma fácil de resolver las dificultades sólo se considera en
relación con el momento exacto de la decisión, pero no se tienen en cuenta los muchos
problemas y malestares que engendra. Así, si alguien encuentra difícil el pedir un beso a
una chica (o intenta besarla sin habérselo pedido) y decide no enfrentarse a un posible
rechazo, en el momento de tomar esta decisión negativa se sentirá bien y aliviado de
haber abandonado el problema. Pero tan pronto como este momento de alivio pase, la
sensación será desagradable por la pérdida de algo probablemente satisfactorio, o porque
no se ha averiguado lo que ella piensa acerca de uno, o porque no se ha adquirido más
práctica en el besar o en el solicitarlo, etc. El "placer" del momento puede dar como
resultado horas, días e incluso años de infelicidad.
2.Aunque el esfuerzo que se necesita para evitar una decisión o una dificultad con
frecuencia parece que es fácil de llevarlo a cabo y no tiene consecuencias, en realidad es
arduo y largo, ya que se pasan literalmente muchas horas de tortura y debate con uno
mismo, de ingeniosas argumentaciones e intrigas antes de decidir que uno no se va a
comprometer en una tarea difícil pero en potencia provechosa. Y el malestar que esto crea
es diez veces mayor que el que uno se imagina que puede existir si de verdad se
compromete en ello.
Aplazar el enfrentamiento a los problemas es estratégicamente inconveniente ya que el
esfuerzo psicológico es acumulativo y la acción que emprendamos requerirá, por tanto,
cada vez más esfuerzo
3.La confianza en uno mismo, en un último análisis, surge sólo de hacer algo, y nunca de
evitarlo. Estamos seguros de que podemos hacer algo en el futuro (y divertirnos al hacerlo)
esencialmente porque lo hemos hecho ya en el pasado y en el presente y hemos tenido
algunos éxitos. Por consiguiente, si alguien pasa gran parte de su vida evitando problemas
difíciles y responsabilidades, es probable que consiga una vida "más fácil", pero casi
seguro que paralelamente la existencia será muy insegura, en cuanto a la autoconfianza.
4.Mucha gente supone que una vida fácil, evasiva y sin responsabilidades es también algo
muy valioso. Como Magda Arnold (1960) y Nina Bull (1960) afirmaron, es un presupuesto
bastante dudoso. No parece que los seres humanos son "más felices" cuando están
sentados de forma pasiva sin hacer nada o haciendo poca cosa, y quizás ni cuando están
(en relativamente pocos momentos) muy entusiasmados y emocionados con algo. Por el
contrario, parece que cuando les va mejor es cuando tienen un objetivo en el sentido de
estar comprometidos y trabajar en un proyecto difícil y a largo plazo (ya sea en el campo
del arte, la ciencia, los negocios o cualquier otra cosa) de forma regular y relativamente
tranquila.
Si esto es cierto, entonces una vida fácil y sin responsabilidades puede ser satisfactoria de
forma temporal -en especial en períodos de vacaciones después de una vida activa -pero es
raro que sea provechosa de forma continua. En definitiva la vida es actividad,
movimiento, experiencia, creatividad; y los seres humanos no conocen ciertos tipos de
satisfacción muy importantes cuando se centran en evitar aspectos de la vida difíciles y
sugerentes.
Aplazar el enfrentamiento a los problemas es estratégicamente inconveniente ya que el
esfuerzo psicológico es acumulativo y la acción que emprendamos requerirá por tanto cada
vez más esfuerzo.
En lugar de evitar muchos retos, dificultades y responsabilidades de la vida, el individuo
racional puede muy bien seguir estos puntos:
1. El individuo racional hace lo que le conviene hacer y sin disgusto, aunque en ocasiones
pueda tratar de evitar de modo inteligente tareas penosas e innecesarias.
Si sientes pereza en abordar conflictos, o quehaceres ... no te violentes, sería un esfuerzo
inútil en ese momento, limítate a ser consciente de tu pereza, obsérvala sin juzgarte ni
condenarte. Luego, el paso a la acción no vendrá determinado ni por una autoexigencia ni
por exigencia externa, sino por una elección íntima: "¿A qué esperas a hacer lo que crees
que más te conviene, aunque no te guste y piensen lo que piensen los demás?" (Epícteto).
Deberá hacer sin quejarse las cosas que necesite realizar, aun cuando le disguste mucho el
hacerlo, y mientras tanto buscar alguna forma inteligente de evitar los aspectos dolorosos
de la vida que no sean necesarios. Se debe imponer la disciplina de realizar las tareas
necesarias después de haberse convencido de forma lógica que son necesarias, de forzarse
literalmente a hacerlas y terminarlas lo más pronto posible.
2. Si rechaza el enfrentarse a ciertos problemas y responsabilidades de la vida, no debe
aceptar como un hecho la idea de que es indolente "por naturaleza" o "de forma
biológica", sino que debe suponer que detrás de cada rechazo existe toda una cadena de
frases que indican una falta de energía o de rebeldía. Deberá, de forma implacable,
desvelar estas frases y analizarlas con lógica, hasta que las cambie por otras más sanas e
impulsadoras.
3. Deberá intentar no volcarse en ser demasiado disciplinado ni hacer las cosas por un
camino demasiado arduo (normalmente por el sentimiento de culpa y como castigo). Pero
sí intentará ayudar a sus actividades disciplinadas, si es necesario planificando esquemas
de trabajo, imponiéndose metas razonables y logros intermedios.
4. Deberá enfrentarse de lleno al hecho de que vivir es exactamente lo que su nombre
implica, y que descansar o evitar a menudo son intervalos lógicos en una vida completa,
pero que llegan a ser algo fatal si ocupan la mayor parte de esa "vida". Deberá aceptar de
forma filosófica que cuanto más responsable y desafiante sea su vida, y más problemas
tenga que resolver, posiblemente sea más interesante, sobre todo visto a largo plazo.
Nota: Todas las tareas pueden intentar emprenderse y realizarse lúdicamente. Sustituir el
esfuerzo por el reto de ser lúdicos: "Si no te gusta lo que haces, haz que lo que haces te
guste".

Idea irracional Nº8: La idea de que se debe depender de los demás y que se necesita a
alguien más fuerte en quien confiar.

Aunque en teoría aprobamos la libertad y la independencia en nuestra sociedad, muchos de
nosotros creemos que debemos de depender de otros y que necesitamos a alguien más
fuerte en quien confiar (*A). Esta es una idea irracional por varias razones:
1.Aunque es verdad que todos somos algo dependientes de los demás en esta sociedad tan
compleja (ya que con dificultad podríamos comprar alimentos, viajar en tren, vestirnos o
hacer cientos de cosas necesarias sin la considerable y colaboradora división del trabajo),
sin embargo no hay razón para que esta dependencia se maximice y literalmente se exija
que los demás elijan o piensen por nosotros. Seamos colaboradores, pero no serviles.
2.Cuando más se confíe en los demás, más seguro es que, en un primero o último análisis,
se dejen muchas cosas que se querían hacer en la vida, y se elijan cosas, forzado por la
necesidad extrema, que los demás quieren que uno haga. La dependencia está
inversamente relacionada con el individualismo y la independencia, y no se puede ser uno
mismo y estar muy pendiente de los demás al mismo tiempo (*B).
3.Cuanto más se confíe en que sean los demás quienes le guíen a uno y le ayuden a hacer
cosas, menos tendrá que hacerlas por sí mismo y como consecuencia a aprender de ellas.
Esto significa que cuanto más dependiente se sea, se tenderá a serlo todavía más. Por otra
parte, si alguien depende de los demás para sentirse seguro, -porque uno no puede cometer
errores o soportar el sentimiento de culpa si es que los hace- en esencia más que ganar
pierde seguridad, ya que la única seguridad real que se puede tener en la vida es la de saber
que, a pesar de los errores que se puedan cometer, no se es un ser inútil sino simplemente
una persona falible. La dependencia, en un círculo vicioso, conduce a disminuir la
confianza y aumentar la ansiedad. El ser dependiente configura una búsqueda de la autoestima
y la seguridad que nunca termina y nunca se encuentra.
4.Cuando se depende de los demás, se pone uno mismo a merced de ellos, y por
consiguiente a merced de fuerzas externas que por lo general no se pueden controlar. Si se
depende de uno mismo para tomar decisiones y llevarlas a cabo, al menos se trabaja con
el propio pensamiento y se confía en él y en la conducta de uno. Pero si se depende de los
demás, nunca se sabrá cuándo dejarán de ser seguros, si se moverán a otro sitio o si se
morirán.
En lugar de luchar por depender de otras personas (o en una hipotética abstracción, como
del estado o de Dios), el individuo racional deberá hacer todo lo que pueda por sostenerse
con sus dos pies y pensar y actuar como crea conveniente. Algunos objetivos concretos por
los que puede luchar en relación con este aspecto son:
1.Deberá aceptar el hecho de que está y estará (en algunos aspectos esenciales) solo en
este mundo, y que no es necesariamente terrible el apoyarse en uno mismo y ser
responsable de sus decisiones (*C). Por mucho que colabore con los demás y muy
amigos que sean, sólo él conoce sus necesidades y estímulos, y puede enfrentarse a sus
problemas en la vida.
2.Debe comprender muy claramente que nunca es algo terrible el fracasar en la
consecución de un objetivo, que los seres humanos aprenden con el fracaso y que sus
fracasos no tienen nada que ver intrínsecamente con su valía como ser humano. Por
consiguiente deberá seguir luchando por aquello que quiera conseguir en la vida, aun
cuando las posibilidades de obtenerlo sean pocas, y sobre todo adoptar la filosofía de que
es mejor arriesgarse y cometer errores por elección propia, que vender el alma por una
"ayuda" innecesaria de los demás.
3.No debe, de forma rebelde y defensiva, rechazar cualquier ayuda de los demás, para
probar lo "fuerte" que es y cómo puede valérselas por sí mismo él solo; a veces se debe
buscar y aceptar la "ayuda" de los demás, cuando es realmente necesaria.
(*) Temas relacionados:
A.- Concepto de salud: La persona sana es la capaz de ser AUTONOMA, SOLIDARIA Y
ALEGRE (Jordi Gol).
B.- La importancia de saber estar y divertirse solo: "Trata de descubrir actividades en las
que te embarcarías simplemente porque te producen o intuyes que podrían producirte gozo.
Trata de descubrirlas y cultivarlas porque son tu pasaporte hacia la libertad y el amor. Y
mientras te ocupas en ellas, que no signifique nada para ti ni el éxito, ni el reconocimiento,
ni la aprobación de los demás" (Anthony de Mello. Una llamada al amor. 1991, Ed. Sal
Terrae).
C.- Tema apego: Las mejores compañías se encuentran cuando uno se mueve no tanto por
cubrir carencias como por intercambiar cualidades que ya se tienen. Se está entonces en las
mejores condiciones de seleccionar a quienes realmente nos conviene.
El apego a una persona supone regalarle las llaves de nuestra felicidad, ya que nuestro
bienestar pasa a depender de lo que haga o diga esa persona.
Un apego no es un hecho. Es una creencia, una fantasía de tu mente, adquirida mediante
una "programación". Si esa fantasía no existiera en tu mente no estarías apegado... Amarías
a las cosas y a las personas y disfrutarías de ellas ... ¿Existe, de hecho, otra forma de
disfrutar realmente de algo?

Idea irracional Nº9: La idea de que la historia pasada de uno es un determinante
decisivo de la conducta actual, y que algo que ocurrió alguna vez y le conmocionó
debe seguir afectándole indefinidamente.

Mucha gente hoy en día cree y actúa partiendo de la base de que algo que en alguna
ocasión afectó su vida de forma significativa, o le fue útil en un momento dado de su
existencia, debe de seguir siendo así para siempre. Esto es irracional por varias razones:
1. Si alguien se permite una influencia excesiva de su historia pasada, está cayendo en el
error de lógico de la supergeneralización, ya que presupone que cuando una cosa es
verdad en alguna circunstancia, es verdad en todas las circunstancias. Puede ser cierto, por
ejemplo, que alguien no fuera capaz de defender sus derechos frente a sus padres u otras
personas en el pasado, y que por consiguiente tuviera que ser conciliador o servil con ellos
para mantener la paz y conseguir así algunas de las cosas que tanto deseaba. Pero eso no
significa que ahora, quizás veinte años más tarde, tenga que seguir siendo igualmente
conciliador o servil con los demás para protegerse a uno mismo y obtener lo que quiere.
2.Si se está bajo una grave influencia de los hechos pasados, normalmente se emplearán,
para solucionar los problemas, soluciones superficiales o "fáciles" que fueron útiles en
alguna ocasión, pero que ahora pueden ser bastante ineficaces. Por lo general existen
distintas alternativas para cualquier problema que tienen diferentes grados de perfección y
eficacia. Cuando más influenciado se esté por las soluciones utilizadas con éxito en el
pasado, menos probable es que se puedan buscar otras alternativas mejores y posibles para
resolver los problemas actuales.
3.Las llamadas influencias del pasado pueden ser utilizadas como una poderosa excusa
para evitar un cambio en el presente. Así, si alguien tiene miedo de lo que los demás
puedan pensar de él y sabe, especialmente si va a una terapia, que tiene que pensar y actuar
de forma enérgica frente a sus miedos para erradicarlos, una de las excusas más fáciles en
el mundo es decir que está tan influenciado o condicionado por el pasado que no es capaz
de pensar o actuar de una forma determinada para superar su neurosis. Esta utilización del
pasado como excusa para no resolver los problemas en el presente normalmente conduce
al ciclo más viciado de perturbación emocional.
Igualmente, si alguien, en un acto de rebeldía, se corta la nariz para herir su rostro, también
puede rechazar algo que le gustaría hacer en realidad (como ir a la universidad), debido a
que sus padres o alguna otra persona en el pasado afirmaban que él hacía esto en
consideración a ellos. Continuando de esta manera, emocionalmente enraizado en el
pasado, se puede obtener la gran "satisfacción" de vencer a aquellos "canallas".
4.Exagerando la importancia de los años de formación, se tiende a utilizar la frase cierta:
"Ya que en mi infancia aprendí a hacer las cosas de forma neurótica, ahora me resulta muy
difícil de cambiar", pero se sustituye el final de forma no legítima "..me resulta imposible
cambiar, por lo tanto puedo renunciar a resolver mi problema y seguir neurótico sin ningún
tipo de esperanza".
En lugar de sobrevalorar la importancia del pasado, el individuo racional debe asumir los
siguientes tipos de actitudes:
1.Puede aceptar el hecho de que el pasado es importante y estar seguro de la influencia
significativa de sus experiencias pasadas en muchos aspectos. Pero debe saber también que
su presente es el pasado del mañana, y que esforzándose en transformarlo, puede
conseguir que el mañana sea diferente, y presumiblemente más satisfactorio que el hoy
(*A).
2.En lugar de continuar haciendo cosas de forma automática en el presente, porque antes lo
hacía así, puede parar y pensar en el hecho de repetir sus actos pasados. Cuando se
encuentre muy agarrado por alguna influencia pasada que considere que es perniciosa,
debe luchar de forma enérgica y persistente en dos niveles, el verbal y el activo: haciéndose
propaganda negativa sobre la importancia de continuar actuando como antes, y
forzándose a cambiar su conducta en situaciones apropiadas. Así, si teme comer pollo
porque su madre le enseñó, de pequeño, que era algo perjudicial, intentará desafiar la
filosofía de su madre (y su propia interiorización) respecto al pollo, hasta que empiece a
minarla; entonces se forzará a comer pollo hasta que compruebe por sí mismo, con los
hechos, que no es un alimento perjudicial.
3. En lugar de rebelarse con rencor contra todas o la mayoría de las influencias pasadas,
debe valorar, cuestionar, desafiar y rebelarse sólo contra aquellas ideas adquiridas que son
claramente perjudiciales en el momento actual.
4. Lo que una vez y bajo ciertas circunstancias fue una conducta necesaria, puede no serlo
actualmente. Las soluciones que dimos en el pasado a nuestros problemas, pueden no ser
las mejores soluciones hoy en día.
(*) Temas relacionados:
A.- Destino: Creer que tenemos un destino trazado es negar la herencia suprema del ser
humano que es su libertad en pensamiento y acción.

Idea Irracional Nº10: La idea de que uno deberá sentirse muy preocupado por los
problemas y las perturbaciones de los demás.

Muchas personas consideran que lo que otra gente hace o cree es lo más importante para
sus vidas, y que por tanto deben estar claramente preocupados por los problemas y las
perturbaciones de ellos. Esta idea es falsa en varios aspectos:
1.Los problemas del resto de la gente con frecuencia tienen poco o nada que ver con
nosotros y no hay ninguna razón por la que debamos sentirnos muy preocupados, cuando
son diferentes a nosotros o no estamos de acuerdo con su forma de actuar. Si Mrs. Jones es
muy severa con sus hijos, es una desgracia para ella y su familia, y si se puede hacer algo
para ayudarla a cambiar o proteger a sus hijos, eso está bien. Pero ella no es
necesariamente una criminal porque no estamos de acuerdo con sus hechos -de hecho,
incluso, es posible que ella esté en lo cierto y nosotros equivocados sobre la conveniencia
o no de su forma de actuar. Y aun cuando fuera una criminal (si por ejemplo mutilara o
matara a sus hijos), no hay ninguna razón para volverse loco por su conducta, aunque se
debe poner en conocimiento inmediato de las autoridades competentes.
2. Aun cuando las personas están perturbadas que hagan cosas que nos molestan o nos
hieren, la mayoría de nuestros enojos no provienen de sus conductas, sino de la idea de
injusticia que se percibe tras su forma de actuar. Así, si alguien es maleducado con
nosotros, su mala educación rara vez es lo que nos hace daño; nos decimos a nosotros
mismos: !Qué descaro! ¿Cómo puede haberme hecho esto a mí?". Lo que realmente nos
molesta es nuestra no aceptación de la realidad en nuestra frase, más que su mala
educación.
3. Cuando nos disgustamos por la conducta de los demás, suponemos que tenemos un gran
poder sobre ellos, y que el hecho de disgustarnos mejorará de forma mágica su conducta,
pero por supuesto que no será así. Aunque tengamos una enorme capacidad de
controlarnos y cambiar (lo que rara vez estilamos), de hecho tenemos poco poder de
cambiar a los demás. Cuanto más enfadados y molestos estemos por su conducta -
prestándoles por consiguiente considerable atención- menos probabilidades tenemos de
inducirles a cambiar.
4. Aun cuando inducimos a los demás a cambiar porque estamos molestos por sus actos,
pagamos un alto precio por la creación de nuestra propia perturbación. Ciertamente debe
haber, y de hecho hay, otras formas menos destructivas de intentar, sin alterarse, que los
demás corrijan sus errores. Pero para la mayoría, el estar terriblemente perturbado por la
conducta de otros no les ayuda ni a ellos mismos ni a los demás.
5. El disgustarse por la forma en que se comportan otras personas, a menudo favorece el
que se deje de lado lo que debería ser preocupación principal, es decir, la forma en que
nos comportamos y las cosas que hacemos. El permitir involucrarnos en otras conductas a
menudo se usa como una excusa sutil para no atajar nuestros problemas ni ocuparnos de
nosotros mismos.
En lugar de sentirnos molestos cuando la gente actúa de forma negativa o hace cosas que
nos gustaría que no hicieran, haríamos mucho mejor si adoptamos las siguientes actitudes
en este orden:
1. Debemos preguntarnos si realmente merece la pena preocuparse por la conducta de los
demás, desde el punto de vista de ellos y del nuestro propio, y debemos interesarnos sólo
cuando nos preocupen lo suficiente, cuando pensemos que les podemos ayudar a cambiar o
que nuestra ayuda puede ser útil al intervenir en el asunto.
2. Cuando aquellos por los que definitivamente nos preocupemos estén actuando mal, no
debemos de preocuparnos demasiado por su conducta, sino que de forma objetiva y
tranquila intentar hacerles ver sus errores y ayudarles con cariño en sus obstáculos y
dificultades.
3. Si no podemos eliminar la conducta autodestructiva y enojosa de los demás, debemos al
menos intentar no estar enojados nosotros por ello y renunciar a la idea de mejorar una
situación mala.

Idea Irracional Nº11: La idea de que invariablemente existe una solución precisa,
correcta y perfecta para los problemas humanos, y que si esta solución perfecta no
se encuentra sobreviene la catástrofe.

Millones de hombres y mujeres de hoy en día consideran que deben tener soluciones
perfectas y seguras a los problemas que les acosan, y que si tienen que vivir en un mundo
de imperfecciones e inseguridades de seguro que no podrán sobrevivir felizmente. Esta
búsqueda de la seguridad, el control absoluto y la verdad perfecta es muy irracional en
varios aspectos:
1. Por lo que se sabe, no existe ni seguridad, ni perfección ni verdad absoluta en el mundo.
Como Hans Reichenbach (1953) y otros filósofos actuales han demostrado de forma
convincente, nos guste o no nos guste vivimos en un mundo de probabilidades y de suerte,
y no podemos tener seguridad de nada externo a nosotros. Ya que las cosas son así y que
la búsqueda de seguridad sólo origina expectativas falsas y ansiedad en conexión con estas
expectativas, la única cosa sana que se puede hacer es aceptar (de buen o mal grado) la
realidad, no cometer nunca la estupidez de decirse que se debe conocer la realidad
totalmente, o que se tiene que controlarla, o que deben existir soluciones perfectas a todos
sus problemas.
2. Los desastres que la gente imagina que sobrevendrán si es que no consiguen una única
solución "correcta" a sus problemas, o si no pueden controlar "perfectamente" el mundo
exterior, no tienen una existencia objetiva sino que son "desastres" porque ellos piensan
que son así. Si una persona insiste que sería catastrófico que no pudiera resolver sus
problemas de forma inmediata, entonces, por su insistencia, y como esta solución perfecta
e inmediata no es posible, le ocurrirá algo catastrófico (como un intenso estado de pánico o
de desesperanzada ineficacia).
3. El perfeccionismo, por lo general, limita las posibles soluciones a los problemas e
induce a resolverlos de forma mucho menos "perfecta" que si no se fuera perfeccionista.
Así, si hay muchas posibilidades de aprender a tocar el piano y se insiste en que se debe
aprender dando clase con un profesor particular durante unas pocas semanas, lo más
probable es que nunca se aprenda a tocarlo o se aprenda muy mal.
En lugar de insistir en que debe haber una solución perfecta y rápida para un problema
dado y que tiene que existir un control seguro y total ante las necesidades de su vida, sería
mucho mejor para un ser humano que intentara resolver sus problemas de esta manera:
1. Cuando se enfrente a un problema importante en su vida, deberá primero pensar en
varias soluciones posibles y elegir, de estas alternativas, la que sea más práctica y factible,
en lugar de la que sea "perfecta". No deberá considerar de forma perfeccionista cada
aspecto posible de cada alternativa posible -ya que en la práctica nunca podrá tomar
decisiones con este planteamiento- sino aceptar la necesidad de un compromiso y estar
preparado a emplear el tiempo necesario después de haber considerado lo suficiente cada
alternativa.
2. Deberá aceptar el hecho de que las decisiones y los planes límites por lo general
(aunque no siempre) son inadecuados y no son factibles y deberá considerar los puntos de
vista moderados y las apreciaciones intermedias que subyacen en esa decisión extrema que
está meditando.
3. Debe saber que errar es de humanos, que es muy probable que sus decisiones al
principio sean mediocres y equivocadas, y que sus actos no tienen nada que ver con su
valor esencial como ser humano. Sabiendo que por lo general los humanos aprenden a base
de intentos y de equivocaciones, deberá estar deseando experimentar, hacer distintos
planes y ver si funcionan y seguir buscando y experimentando nuevas posibles soluciones
a sus problemas.

Creencia Irracional nº 12: La idea de que puede conseguir un máximo de felicidad
a través de la inercia y la inactividad, o bien divirtiéndose pasivamente y sin
comprometerse

Esta idea es irracional por diversas razones:
1.Las personas rara vez se sienten felices o vivas estando inactivas, salvo durante breves
períodos de tiempo entre esfuerzo y esfuerzo. Aunque se cansen y se tensen cuando
realizan una actividad incesante, también se aburren y sufren apatía cuando el descanso
se prolonga en exceso. El “disfrute” pasivo, como leer o contemplar acontecimientos
culturales o deportivos, suele ser entretenido y relajante. Pero una dieta única y
exclusiva de esta clase de “actividad” suele levar al tedio y a la apatía.
2.Las personas inteligentes precisan de alguna actividad vitalmente absorbente para
sentirse vivas y felices. No se suelen sentir entusiasmados mucho tiempo, a menos que
tengan alguna ocupación o interés complejo, absorbente y estimulante.
3.Hasta cierto punto, la felicidad surge de la absorción en personas o acontecimientos
externos, o lo que Nina Bull llama orientación hacia la meta. Resulta fascinante que
ciertos sentimientos negativos malsanos (como ansiedad o culpa intensas), así como
ciertas emociones positivas malsanas (como narcisismo o fanatismo), sean
enormemente absorbentes y relajantes, liberen a ciertas personas del aburrimiento, y se
perpetúen en consecuencia a pesar de sus desventajas. Las personas que tienen estos
sentimientos participan activamente de la vida, y de ahí su resistencia a abandonar estos
sentimientos de ansiedad o fanatismo. La intensa absorción parece ser el común
denominador de la casi totalidad de formas de sentirse vivo.
4.Lo que normalmente llamamos amar o enamorarse, en contraposición al deseo de ser
amado, es una de las principales formas de absorción vital. De hecho, las tres formas
principales de absorción son: a) amar, o sentirse absorbido por otras personas; b) crear,
o absorberse con las cosas; y c) filosofar, o absorberse con las ideas. Normalmente, la
inercia, la pasividad o la inhibición le van a impedir absorberse en cualquiera de estas
tres formas principales, lo que le impedirá vivir plenamente. Vivir significa,
esencialmente, hacer, actuar, amar, crear, pensar. Y usted minimiza todo esto si se
excede en holgazanear o vegetar.
5.Aunque, como hemos señalado anteriormente en el capítulo sobre autodisciplina, a
muchas personas les resulta inicialmente más difícil involucrarse en actividades
vitalmente absorbentes, y más fácil, en principio, sentarse y hacer poco o nada, cuando
se ponen en marcha, a pesar de estas dificultades iniciales, y se obligan a entrar en
actividad, llegan a disfrutar mucho más de ésta que de la pasividad. Normalmente, la
apuesta vale la pena, si usted sigue jugando el tiempo suficiente.
6.Las personas que llevan una existencia ociosa y pasiva, y que insisten en que
“realmente, no hay nada que me interese demasiado”, en general se están defendiendo
de ciertos temores irracionales, en especial del temor al fracaso. Al ver con horror el
fracaso, evitan realizar actividades que realmente les gustaría probar; y después de
evitarlas durante algún tiempo, llegan a la “sincera” conclusión de que “no les
interesan” estas actividades. Desechan un pedazo de su espacio vital después de otro, y
terminan por no interesarse “nada”. Estas personas apáticas y aburridas se sienten aún
más desdichadas que las personas activamente ansiosas y hostiles, quienes, al menos, se
absorben en sus temores y en sus odios.
7.La confianza en el logro o la propia eficacia está estrechamente relacionada con la
actividad. Usted sabe que usted hacer algo bien porque ha demostrado, con su
comportamiento anterior, que ya lo ha hecho. Una mujer que nunca haya caminado,
difícilmente tendrá confianza en su habilidad para caminar (o nadar, ir en bici o realizar
cualquier otro tipo de actividad muscular). Sí, nuestra sociedad nos adiestra en la
necesidad extrema de tener éxito en nuestros proyectos importantes. Y, por tanto,
mucho de nuestro “orgullo” o “confianza en uno mismo” consiste realmente en un falso
orgullo y una falsa confianza: nacidas de esta “necesidad” de tener éxito.
Como ya resalté [AE] en Razón y Emoción en Psicoterapia, usted obtiene confianza en
el logro o confianza en el amor demostrando, con hechos, que se desempeña bien en los
logros o en el amor. Y disfruta de estos sentimientos porque sabe que puede
desempañarse bien en sus proyectos o en el amor, y estará motivado para la búsqueda de
futuras recompensas en estas áreas. Sin embargo, hará bien en no confundir en el amor
con la confianza en sí mismo, que existe por definición, pero que describe un estado no
deseable.
Pues si usted dice: “Confío en que puedo desenvolverme bien en el instituto o en el
trabajo”, estará haciendo una afirmación que podrá respaldar si demuestra que puede
desenvolverse bien la mayor parte del tiempo. Pero si dice: “Tengo una gran confianza
en mí mismo”, estará dando a entender que 1) lo hace prácticamente todo bien; 2) que
es por tanto una gran o buena persona; 3) que, debido a ello, tiene derecho a seguir
viviendo y a seguir disfrutando. Sin embargo, estas dos últimas hipótesis son ciertas
sólo porque usted cree que lo son.
Así pues, convendrá que se esfuerce por obtener confianza en el trabajo o en el amor,
pero no confianza en sí mismo o autoestima. Éstas son medidas de todo su yo o ser, y
son demasiado complejas y omniabarcantes como para darlas con una única medida o
evaluación.
El ser humano es una especie de animal que haría bien en aceptar algunos retos y, al
menos, probar diversas actividades para obtener a confianza de que puede llevarlas a
cabo. Y la filosofía de la inercia y la inactividad, especialmente cuando viene motivada
por el temor al fracaso, bloquea el desarrollo de la confianza en el logro y la confianza
en el amor.
8.Tal como venimos insistiendo usted precisa de la acción para romper el patrón de sus
propias conductas saboteadoras. Si tiene algún patrón habitual de comportamiento que
sabotee sus salud, su felicidad o sus relaciones con los demás, y quiere cambiarlo,
tendrá que esforzarse y luchar contra ese hábito, tanto con el pensamiento como con la
acción. El crecimiento y el desarrollo llevan tiempo y esfuerzo. Cuanto más inactivo
esté, más tenderá a bloquear sus deseos más fuertes, más va a sabotear sus propias
necesidades saludables.
9.La inercia tiene la tendencia de alimentarse a sí misma. Cuanto más deje de hacer
alguna actividad (especialmente debido a la ansiedad), más se acostumbrará a no
hacerlo, y cada vez le va a resultar más y más difícil de hacer. Por ejemplo, cuanto más
deje de escribir o de pintar eso que usted se dice que querría hacer, más difícil
encontrará ponerse a trabajar. Y, como ya indicamos arriba, terminará por perder
totalmente el interés por ello. Si es indulgente consigo mismo, la inercia le va a llevar a
más inercia, y así sucesivamente.
Así pues, en muchos e importantes aspectos, la acción es uno de los principales
fundamentos de la felicidad en las personas, en particular cuando toma la forma de una
actividad creativa intensamente absorbente. Si usted ve las cosas de otra manera y vive
según una filosofía de la inercia y la inactividad, estará saboteando su propia
satisfacción potencial. Entre las clases de actividades que puede usted llevar a cabo para
alcanzar una vida más plena se encuentran:
1.Puede intentar entregarse vitalmente a personas o cosas aparte de usted. Amar a las
personas, en lugar de a algunas cosas o ideas, tiene sus ventajas, dado que las personas
pueden amarle a su vez y establecer una hermosa interacción con usted. Pero también es
muy gratificante amar una idea o una actividad de gran alcance, como sucedería si se
implicara vitalmente en un arte o una profesión, y a veces resulta algo más duradero,
variado y envolvente que amar a otra persona. Lo ideal sería amar tanto a personas
como a cosas. Pero si usted se siente completamente absorto en unas o otras, no dejará
de disfrutar a fondo.
2.Intente encontrar personas o cosas en las que pueda absorberse honestamente por el
bien de ellas, y no por “cultivar el ego”. Amar a sus propios hijos, o a su hermano
pequeño huérfano, puede ser algo hermoso y noble. O consagrarse a una profesión
altruista, como la enseñanza, la Psicología o la medicina. Pero, como persona, tiene
todo el derecho del mundo a consagrarse “egoístamente” a la persona más atractiva del
pueblo o a algún pasatiempo de relativamente escaso valor social, como coleccionar
monedas. Probablemente, no va a amar profundamente a nadie ni a nada a menos que
mantenga sus convicciones con coraje y no intente “demostrar” lo bueno que es.
3.Si se consagra a alguna empresa, intente elegir un proyecto estimulante y de largo
alcance, en vez de algo sencillo y de corto alcance. Las personas más inteligentes no
suelen permanecer demasiado tiempo absorbidos en hacer conquistas sexuales o en
jugar a las damas pues usted puede dominar esas actividades en no demasiado tiempo y
terminará por encontrarlas poco estimulantes. Más bien, seleccione una meta más
elaborada como escribir una buena novela, hacer una contribución notable a la física o
alcanzar y conservar un buen nivel en la relación amorosa. Estos tipos de empresas
pueden resultar fascinantes durante muchos años.
4.No espere que la absorción vital se desarrolle con rapidez. Debido a la inercia, al
temor al fracaso o a la complejidad de un tema concreto, puede que al principio tenga
que obligarse un poco a título experimental en cierto empeño, y quizá tenga que
aferrarse a ello durante un tiempo razonable, antes de que empiece a absorberse y a
sentirse fascinado con él. Pruebe durante un tiempo prudencial antes de legar a la
conclusión de que no disfruta de su relación con una persona o de su implicación en un
proyecto. Después, si continúa sin sentirse enamorado, puede buscar algo diferente en
qué absorberse.
5.Piense en la posibilidad de variar sus intereses o de tener en curso algún otro proyecto
menor, aun cuando se encuentre absorbido en algún gran empeño. Tenga otras
alternativas disponibles, especialmente, si su proyecto principal no va a durar para
siempre. Las personas adoran la variedad, así como los objetivos estables. Por tanto, si
varía sus lecturas, sus pasatiempos o su círculo de amistades, se va a sentir más vivo
que si sigue haciendo las mismas cosas una y otra vez.
6.Puede combatir la inercia y la inactividad descubriendo las creencias irracionales que
las sustentan. Para dejarse caer en la inactividad, es probable que esté convenciéndose
de “me es más fácil y mejor que los demás hagan las cosas por mí, en lugar de hacerlas
yo mismo”, o “¿no sería terrible que me arriesgara a escribir esa novela y fracasara
miserablemente?”. Puede buscar estas creencias saboteadoras y discutirlas
contundentemente hasta que las sustituya por ideas que fomenten involucrarse en una
actividad.
7.En última instancia, convendrá que se esfuerce, que se impulse, que se empuje a
actuar. Puede obligarse (sí, obligarse) a emprender acciones específicas de coraje:
responderle al jefe en la oficina, pedir un baile a una persona atractiva, llevar su idea
para que la vea un editor. Y siga forzándose a actuar con frecuencia hasta que la acción
en sí le resulte cada vez más fácil, incluso agradable.
8.Como demostró George Kelly, usted puede adoptar deliberadamente un papel
diferente durante un tiempo, y obligarse a interpretar ese papel. Si suele mostrarse
retraído y tímido, y durante una semana se fuerza a comportarse como la más abierta y
asertiva de las personas que pueda conocer, le resultará relativamente fácil, tras esta
experiencia, comportarse de un modo menos inhibido. Cuanto más se obligue a hacer
algo que está “seguro” de no poder hacer, más se demostrará que sí que puede hacerlo.
Moreno y Perls han hecho mucho con el juego de papeles en psicoterapia. Y George
Kelly, en concreto, lo destaca como un trabajo que realizar entre sesiones de terapia. En
TREC, nos hemos especializado en fomentar entre nuestros clientes los trabajos para
casa a base de asunción de riesgos, enfrentarse a la vergüenza y cambio de rutinas.
Intente realizar de forma regular y por sí mismo el juego de papeles, particularmente en
la forma de entrenamiento asertivo, en el que usted se va a forzar a hacer cosas
“atrevidas” que, normalmente, rehúsa hacer.







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